27 de marzo de 2011

¡MIEDO AL CAMBIO! (I) ¡Se impone la adaptación!


Enciende los altavoces y observa al desconcertado monje copista Angsar en este breve video (2 minutos 41 segundos) de los geniales intérpretes de Monty Pitón. (Fuente:  www.youtube.com por www.vipzeglobal.com). (Pincha 2 veces para verlo más grande).


Divertido ¿verdad?, y real como la vida misma. A las personas habitualmente nos gusta disponer de una “zona de comodidad” en la que hemos conseguido logros, circunstancias, espacios, relaciones, etc., que independientemente de que sean mejores o peores, las tenemos controladas y nos hacen sentir seguridad. La posibilidad de perder lo que tenemos puede provocarnos incertidumbre.  Es el “miedo al cambio”, que incluso se da en los ambientes más desfavorecidos en los que lo que se tiene que perder es poco o incluso nada.

         El miedo, como todas las emociones, tiene su base neurológica en el Sistema Límbico, estructura cerebral que tuvo su origen en el camino evolutivo hace aproximadamente 300 millones de años con mucha anterioridad a la región más ligada a la razón, que es la corteza cerebral. Sus características básicas perduran dado que la evolución del cerebro humano se ha producido más por el desarrollo de nuevas zonas que por sustitución de las antiguas, (doctor Llorenc Guilera Agüera, universidad autónoma de Barcelona), y ello hace que a veces las emociones,  incluyendo el miedo, campen a sus anchas por encima del análisis racional sobre la situación temida.

¿AFECTA IGUAL A TODOS?

         En absoluto. En la actualidad, el modelo de personalidad más aceptado en psicología es el llamado “Big Five”, (los Cinco Grandes), cuyos máximos representantes son Costa y McCrae (1985). Dividen las características de la personalidad en 5 dimensiones que para cada persona se manifiestan cada una de ellas en diversa graduación, y de cuyas distintas combinaciones obtendríamos las diferentes personalidades. Aunque no es la única, la dimensión que más relación tiene con el miedo al cambio es el factor V “Apertura Mental”, el cual representa la receptividad a experiencias nuevas. Quienes obtienen altas graduaciones en esta dimensión son curiosos, creativos, imaginativos y están abiertos a las nuevas experiencias.

         La influencia genética o heredabilidad del factor “Apertura Mental” oscila según los diversos autores, desde el 56% (según el estudio de Loehlin, McCrae, Costa y John, 1998) hasta el 81% (según el estudio de Riemann, Angleitner y Strelau, 1977), por lo que no es desechable pensar que este recelo ante el cambio pueda ser una reminiscencia heredada del que pudiera sentir cualquiera de nuestras especies antepasadas. Estas tenderían a optar por conductas conocidas en las que por repetición acabarían alcanzando destreza, y que les llevarían a obtener mayor afianzamiento y seguridad.


¿Y DE VERDAD NOS SIRVE AHORA?

         Las posibles circunstancias que envolvían la vida de un “Homo Erectus“ hace 1.500.000 años eran básicamente las mismas desde el nacimiento de un individuo hasta su fallecimiento. El progreso era tan lento que prácticamente no existía a lo largo de la vida de cualquier individuo y parece lógico que primar la escasa apertura hacia lo novedoso y el miedo al cambio lo hacía más adaptativo. 
        
         Esa pauta de conducta puede haber seguido manteniéndose a través de muchos mecanismos; ¿acaso las tradiciones no puede encerrar en el fondo una forma muy socializada del mismísimo miedo al cambio?

Ahora bien,  en nuestro mundo actual, tal y como el genial Albert Einstein dijo en su célebre frase: “Todo ha cambiado excepto nuestra forma de pensar”. Actualmente las circunstancias y las transformaciones en todos los ámbitos se suceden tan deprisa que en sólo unos años se producen más innovaciones que en toda la prehistoria junta, y la rapidez en los avances es tal que el miedo al cambio se puede convertir en un pesado lastre que nos aporta más inconvenientes que ventajas. ¡Se impone la capacidad de adaptación!

INVESTIGACIÓN PSICOLÓGICA

         Entre los principales científicos que han estudiado la psicología organizacional destaca Kurt Lewin (1890-1947), en cuya “Teoría de Campo” (1939), introduce el concepto de “espacio vital” campo psicológico REPLETO DE SUBJETIVIDAD que determina la conducta y donde cada persona genera su individualidad con enormes diferencias personales (percepción del mundo, experiencias, metas, esperanzas, miedos). 
         Las expectativas futuras sobre el cambio: posible continuidad, salario, estatus, promoción, reglamentos, tareas, reconocimiento, equidad, disciplina a exigir o cumplir, etc., independientemente de la objetividad en que se asienten, pasarán al espacio vital de la persona determinando su conducta, y condicionando una reacción emocional cuya importancia es determinante.


         Por tanto para que las personas de una empresa se motiven en el cambio y colaboren en el mismo hay que actuar sobre su espacio vital, creando elementos objetivos favorables que minimicen las posibles expectativas negativas y generen positivas. El sumatorio conjunto de todas las reacciones individuales será determinante para que el cambio produzca buenos resultados o para que las empresas de la competencia "se froten las manos".


¡Vamos!, que volviendo al video con el que empezó este post nuestro monje copista Angsar está desconcertado porque ha situado en su “espacio vital” un sinfín de amenazas procedentes de la sustitución de sus habituales pergaminos por esa especie de “demonio” llamada LIBRO, cuya llegada le plantea enormes dudas y le genera emociones de rechazo (principalmente miedo y sensación de pérdida), que le llevan a cuestionarse todo lo relacionado con el mismo sin considerar los enormes beneficios que va a introducir en su labor.
Saludos

20 de marzo de 2011

MOTIVACIÓN: ¡QUERER ES PODER!


¿Por qué un pequeño grupo de guerrilleros puede llegar a tener en jaque al ejército más poderoso del mundo?
¿Por qué un modesto equipo de fútbol puede apear de una eliminatoria al más prestigioso club?
¿Por qué empresas todopoderosas sucumben y desaparecen ante unos amiguetes que convierten un invento “de garaje” en una multinacional?

De entre todas las fuerzas que lo posibilitan hay una imprescindible que resalta con luz propia sobre las demás:

¡¡¡MOTIVACIÓN!!!

En todo lo que intervenga el factor humano, -¿en que no?- la más poderosa fuerza que puede actuar es sin duda la motivación. Con su presencia se puede cambiar el mundo y con su ausencia es difícil hasta levantarse. Y esto es válido desde la simple existencia personal o la más compleja de las organizaciones. Si las personas fueran coches, la Psicología sería el “manual de instrucciones”, y la motivación el motor.

Dentro de la experimentación psicológica no abundan los trabajos sobre motivación, pues tradicionalmente no se le ha dedicado demasiada atención, o por lo menos no tanta como a otros campos tales que el aprendizaje, la memoria, la percepción, etc.  Y no deja de ser paradójico, porque quizás la motivación, junto con otro  proceso muy relacionado como es la emoción, posiblemente ha sido uno de los temas humanos más vigentes desde tiempos antiguos, representada frecuentemente tanto en la literatura como en la filosofía y otras disciplinas (en su forma acientífica de “pulsiones y sentimientos”).

         Sin embargo, en el campo de la formación empresarial especializada es un tema recurrente, habida cuenta de la excepcional importancia que adquiere en el ámbito de las organizaciones. 

         Muchas de las Web,s que veo sobre psicología son de 2 tipos: o desarrollan su contenido con un carácter muy extenso, científico, riguroso y  técnico asequible  sólo para psicólogos, o se adaptan “para todos los públicos” a costa de perder rigor con el peligro de convertir su contenido en opiniones (mas o menos comunes) más que en conocimiento contrastado. 

         No hay que olvidar que la Psicología, como ciencia que es, debe incorporar sus conocimientos mediante el método hipotético deductivo, y en la actualidad abundan los contenidos presentados como psicología que no han pasado por esa criba.

         A la Psicología en general y a la  Motivación en particular dedicaré este blog, cuya finalidad no es intentar desarrollar nada nuevo -doctores tiene la Iglesia- sino presentar de manera sencilla contenidos útiles de rigor contrastado con “post,s” breves y espero que amenos -media de 1.200 palabras; máximo de 1.800 con tiempo máximo de lectura de 5 ó 6 minutos-.

          Las entradas estarán totalmente abiertas a comentarios al final de cada una de ellas. Espero que te guste y comentes cuanto consideres oportuno.

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